miércoles, 30 de enero de 2008

¿Es el divorcio el proceder más sabio?

¿Qué indican los resultados de la abundancia de divorcios precipitados que se producen hoy día?
"Las ventajas del divorcio se han sobrestimado", afirma Linda Waite, profesora de Sociología de la Universidad de Chicago, quien dirigió un equipo de investigación sobre matrimonios desdichados. Asimismo, después de pasar once años analizando las respuestas de miles de personas, el profesor de la Universidad de Oxford Michael Argyle descubrió que "los menos felices en la sociedad son los divorciados y los separados". ¿Cuál puede ser la razón?

Aunque el divorcio logre eliminar algunos problemas, también puede desencadenar una serie de sucesos traumáticos sobre los que se tenga poco control. Además, las investigaciones demuestran que el divorcio normalmente no reduce los síntomas de depresión ni aumenta la autoestima.

Aun cuando no se tenga "el matrimonio perfecto", permanecer junto al cónyuge quizás reporte beneficios. Muchos que han tomado esa resolución han hallado la felicidad. La profesora Waite asegura: "Con el tiempo, muchas dificultades se resuelven, y las personas casadas tienden a ser más felices". De hecho, un estudio revela que casi 8 de cada 10 personas que en un momento se sintieron "muy infelices" en su matrimonio pero que no se divorciaron, afirmaron estar "felizmente casadas" cinco años más tarde. Por tanto, las parejas hacen bien en no divorciarse de forma apresurada, incluso cuando hay problemas graves.

Consejos prácticos
Los que están pensando en el divorcio se deben preguntar si sus expectativas del matrimonio son realistas. Los medios de comunicación han vendido la imagen de la relación romántica que culmina en una boda muy lujosa con un final de cuento de hadas. Después de la boda, si las elevadas expectativas no se cumplen, la decepción puede generar conflictos. Cuando las tensiones se acumulan, llega un momento en que los sentimientos heridos dominan las emociones. El amor se desvanece, y con el tiempo, lo sustituyen la ira y el odio. En esas circunstancias hay quienes piensan que la única salida es el divorcio